Una de las preguntas más frecuentes antes de iniciar un tratamiento de depilación láser es: ¿cada cuánto tiempo debo programar mis sesiones? La respuesta es clave para lograr resultados efectivos y duraderos: en promedio, lo ideal es esperar entre 2 y 3 meses entre cada sesión.

¿Por qué hay que esperar?

El láser actúa sobre el folículo piloso únicamente cuando el vello se encuentra en la fase de crecimiento activo o fase anágena. Sin embargo, no todos los vellos están en esa etapa al mismo tiempo: mientras unos están creciendo, otros están en reposo o incluso a punto de caerse.

Si las sesiones se realizan demasiado seguidas, por ejemplo cada 20 días, no habrá suficiente vello nuevo en fase anágena para que el láser pueda destruir el folículo. En ese caso, la sesión no será eficaz y los resultados se verán limitados.

El ciclo del vello y la eficacia del láser

El ciclo de vida del pelo incluye varias fases (anágena, catágena y telógena). La más importante para la depilación láser es la anágena, porque en ese momento el vello está conectado al folículo y el láser puede llegar a la raíz para inactivarlo.

Al dejar pasar 2 a 3 meses entre sesiones, damos el tiempo necesario para que nuevo vello aparezca y entre en fase anágena, permitiendo que el tratamiento sea realmente efectivo y se reduzca progresivamente la cantidad y grosor del vello.

La paciencia es parte del éxito

Aunque pueda parecer que esperar más tiempo retrasa el tratamiento, la realidad es lo contrario: respetar los intervalos adecuados garantiza que cada sesión sea más efectiva. Ir antes de tiempo no acelera los resultados; de hecho, puede hacer que el proceso sea más largo.

En conclusión: para obtener los mejores resultados en depilación láser, lo recomendable es esperar entre 2 y 3 meses entre cada sesión, adaptándose al ciclo natural del vello. De esta manera, el láser podrá actuar en el momento preciso y lograr una depilación más completa y duradera.